¿Madre o superheroína?

¿Cómo se vive con una superheroína en casa? Lo que nadie ve cuando aplaude en los balcones y pasea por la calle

Jordi Faus. 1º de bachillerato. Escolapias Gandía. Valencia.

Cada día que vuelves del hospital desde hace dos meses misma pregunta     ¿Qué tal mamá? ¿Cómo ha ido hoy?

Y tú, siempre la misma respuesta, – muy bien, todo perfecto – pero yo te miro a los ojos y están tristes, cansados y sé que no es así, que ha sido una guardia dura pero en tu afán de cuidarme, de cuidarnos, porque esa es tu profesión, pones tu mejor sonrisa y sigues como si nada.

Pasa el día y llegan las ocho de la tarde y nos asomamos al balcón para aplaudir, para aplaudirte, y tu mamá, callada, seria, eres la que más fuerte aplaude, miras a la calle otros días vacía pero ahora llena de gente que con la euforia del avance de la fase se olvida de muchas de las recomendaciones. Sin hablar sé lo que piensas, que esto nos llevará, como no seamos responsables, no a la meta sino a la casilla de inicio.

Nadie como yo te ha visto llegar a casa y preparar el desayuno como si fuese lo más importante del mundo, con los ojos enrojecidos después de un duro día de trabajo en el que has visto, no solo, curarse pacientes sino también como se despedían de este mundo con el único consuelo que tu estabas a su lado, dándoles la mano para ayudarles a marcharse tranquilos y serenos. Las mismas manos que hacía un rato eran las de una superheroina ahora preparan mi desayuno, ahora son las de una madre, mi madre.

Los que hoy pasean contentos, no saben cuánto sufrimiento se esconde tras esa mirada, ríen sin prestar atención a las normas sin saber que justo en ese momento igual alguien está sufriendo la pérdida de alguien a causa de esta enfermedad y que a su lado estará un profesional de la salud que cuando mañana llegue a su casa después de una jornada dura tendrá una sonrisa para los suyos y esconderá la impotencia de ver cuestionar unas normas que son para nuestro beneficio no para el suyo.

El día de la madre fue muy especial. Le regalamos un gorro de superheroinas. De lo que es, de lo que son todos sus compañeros que cada día con menos que más material luchan contra este enemigo invisible.

Como todo el mundo sabe aquí en esta sociedad “se rasca a quién más le pica». Al resto, o a un grupo de ellos, no se rascan porque no les pica. Sólo los han vivido esta realidad desde el sofá de su casa y a través de una pantalla de televisión han tenido mucha suerte de que no les toque de cerca; pero no por eso tienen que ser inmunes al sufrimiento e inmunes a las normas.

Así pues, ojala estos párrafos escritos por tan solo un niño os hagan reflexionar que lo que se está viviendo en los hospitales de todo el mundo. No es un sueño, es la realidad . Y si todos no arrimamos el hombro igual te toque llorar en otro momento, como ahora están llorando ellos.